No hay productos en el carrito de compras
En un mundo donde la producción de alimentos y bebidas está cada vez más orientada hacia la sostenibilidad y la armonía con el medio ambiente, los vinos orgánicos están ganando popularidad. Identificar un vino orgánico puede ser desafiante, pero entender las certificaciones y regulaciones aplicables facilita las cosas. Si tu estilo de vida está alineado a la responsabilidad ambiental este blog te sirve de guía para adquirir el vino adecuado y saber qué hay detrás de esta certificación orgánica. Veamos algunas certificaciones orgánicas que encuentras en los vinos de La Parra y el Zorro.
En Europa, los vinos orgánicos deben cumplir con estrictas normas que abarcan tanto el cultivo de las vides como la vinificación. El sello orgánico de la Unión Europea (UE) garantiza que el vino ha sido producido sin el uso de pesticidas sintéticos, herbicidas, ni fertilizantes químicos convencionales. Para recibir este sello, los viticultores deben emplear prácticas agrícolas sostenibles, como el uso de abonos orgánicos y hacer el control biológico de plagas. Además, la vinificación debe seguir protocolos que limiten el uso de aditivos y sulfitos, preservando la calidad del vino mientras se minimiza el impacto ambiental.
Los vinos con certificación orgánica de la UE, llevan un logo distintivo en su contraetiqueta y es de color verde claro, aunque puede ser en blanco y negro (ver imagen abajo) y representa las estrellas de la UE formando una hoja. Este logo va acompañado por el código de la agencia certificadora. Para vinos italianos, los códigos de las agencias certificadoras en Italia comienzan por IT, seguidos por la expresión Bio y el número específico de la agencia (ej. IT-Bio-004). En Austria llevan el distintivo AT (AT-Bio-...) y en el caso de Alemania, los códigos de las agencias comienzan por DE-Öko-..., DE es por Deutschland (Alemania, en alemán) y Öko es Eco (sinónimo de Bio). Si sabes la estructura del código, puedes adivinar la abreviatura del país o región que certifica dentro de la UE. Usualmente los productores de vino llevan a cabo el proceso de certificación con agencias en su mismo país.
Cada país en Europa puede tener otras certificaciones de producción orgánica, que son paralelas a las de la UE. Recuerda que el vino es un producto agrícola, y como tal, la certificación orgánica se halla en otros productos de base agrícola.
En Sudamérica, Argentina y Chile destacan en la producción de vinos orgánicos. En Argentina, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) regula las prácticas orgánicas, mientras que en Chile, la certificación de la agricultura orgánica está supervisada por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). Ambos países promueven el uso de técnicas sostenibles y orgánicas, con un creciente interés en vinos de alta calidad producidos de manera ecológica.
En Norteamérica, los vinos orgánicos están regulados principalmente por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) en EE. UU. y el Canadian Organic Standards en Canadá. El sello USDA Organic asegura que al menos el 95% de los ingredientes del vino provienen de cultivos orgánicos y que no se han usado productos sintéticos en el proceso de vinificación. En Canadá, las regulaciones son similares, con énfasis en prácticas de cultivo y vinificación orgánicas.
El cultivo de vides orgánicas implica prácticas destinadas a proteger el medio ambiente y la salud de los consumidores. Los viticultores orgánicos evitan el uso de pesticidas y fertilizantes químicos, optando por métodos naturales para controlar plagas y enfermedades. Utilizan compost orgánico, preparados vegetales y métodos de cultivo como la rotación de cultivos para mantener la fertilidad del suelo. Además, se promueve la biodiversidad en los viñedos mediante la siembra de plantas acompañantes que atraen insectos beneficiosos.
La vinificación de vinos orgánicos también sigue estrictas regulaciones. Se permite el uso limitado de aditivos, y se deben evitar técnicas que modifiquen artificialmente el sabor o la calidad del vino. Los sulfitos, utilizados como conservantes, se permiten en concentraciones mínimas , y se favorecen métodos naturales de fermentación. Esto asegura que el vino mantenga su pureza y sea un auténtico reflejo de la tierra y ambiente del que viene.
El sello orgánico de la UE y de algunos países pueden involucrar aspectos holísticos del trabajo en viñedo, aunque no de manera estricta. Estos puntos evalúan el trabajo transparente y trazable en la cadena de producción del viñedo, el trabajo con quienes les proveen insumos y el trato justo y legal con los empleados de bodega y viñedos. Si bien existen certificaciones para sostenibilidad, que complementan a la orgánica, algunos países y asociaciones se preparan para que estos aspectos sean parte integral de la certificación orgánica.
En conclusión, el sello de producción orgánica en un vino es un aval de compromiso del trabajo consciente de quienes lo hacen y es un indicador de qué ese vino te transferirá el auténtico carácter de la tierra y la cultura de donde viene.
Disfruta los vinos con certificación orgánica que encuentras en la Parra y el Zorro.
Blog contribuido por:
Ricardo Wilches, PhD
Genetista y redactor de contenidos científicos y del vino